SESQUICENTENARIO DEL GRAN TOLIMA
Durante dos días, este miércoles y mañana jueves, las academias de historia del Huila y el Tolima se dan cita en el Centro de Convenciones Alfonso López Pumarejo en la gobernación del departamento. El motivo es celebrar conjuntamente el sesquicentenario del Estado Soberano creado por el general Tomás Cipriano de Mosquera hace 150 años. La integración histórica de los dos departamentos como región, es una oportunidad para cultivar la memoria y proyectar gozosos la identidad de pueblos hermanos para repensar a la luz de documentos, la relación del pasado y el presente. Las conferencias que académicos especializados cumplirán en desarrollo del programa, pasarán por personalidades como José María Samper y el radicalismo, la misma escuela y su trascendencia en el país, la dimensión antropológica de la literatura de violencia combinados en diálogo abierto con el público. Para el jueves conoceremos ponencias como la creación del Estado Soberano del Tolima y sus antecedentes históricos, lo mismo que sus problemas, en una jornada donde estudiantes y padres de familia, periodistas interesados y gente del común se darán cita. La entrada es libre.
Carlos Orlando Pardo R.
DARÍO ORTÍZ SIGUE BRILLANDO INTERNACIONALMENTE

No podemos pasar por alto esta nueva brillante participación de Darío Ortiz Robledo en la ya famosa exposición que se cumple en Shanghai. A su lado se encuentran los más famosos y consagrados artistas de Colombia para el mundo como Fernando Botero y otros de no menos importancia como Alfonso Álvarez, Hernán Miranda, César Bertel, Gustavo y Mauricio Vélez y Rafael Barrios, todos con una obra sólida y que se abre por su calidad espacio en diversos lugares del mundo. La inauguración que se cumplió el pasado 11 de septiembre con asistencia masiva, dejan gozar a los chinos del esfuerzo de nuestros artistas. Pero no es esta la primera vez que el ibaguereño universal Darío Ortiz es invitado a aquellos remotos lugares, puesto que se ha convertido desde hace ya no poco tiempo en un artista indispensable para ellos en el goce del arte. 
Con esta muestra, el pintor que va por el mundo pero no olvida a los suyos porque nos ha dejado el Museo de Arte del Tolima, consolida una tarea que empezara a partir de los primeros años. Su virtuosismo ilumina cualquier salón en varios lugares de Estados Unidos o América Latina, países de Europa y museos de toda Colombia. No puede uno menos que alegrarse mucho con los triunfos seguidos de un pincel maestro y de un ser humano maravilloso, a veces condición extraña por cuanto algunos llamados maestros tienen más para mostrar su arrogancia y una obrita menor que no corresponde a su altivez provinciana y a su pedantería. La sencillez ha sido su compañía y no se ha quedado sólo en esta no fácil tarea, sino que va más allá al encarnar a un investigador de talla que se fija en los suyos y su trayectoria, reconociendo el quehacer de tantos que empiezan a perderse en los callejones del olvido. De ahí su investigación sobre los pintores del Tolima publicado en el Manual de Historia de Pijao Editores, o las preocupaciones expresadas alrededor de temas políticos y sociales en sus columnas periodísticas. 
Cada triunfo suyo nos llega como un sabor a menta refrescante y lo gritamos como cuando el deportes Tolima cumple un gol en los estadios. No falta quienes, como ocurre con la literatura, se dediquen a menospreciarlo en las conversaciones de café porque incapaces de tener alas se conforman con criticar el vuelo. Él, como pintor y escritor sigue ahí, siempre avanzando, sin cesar en su figuración internacional como lo hiciera desde los 18 años de manera individual y colectiva. Lo claro es que continúan sus admiradores en Austria o en Eslovaquia, en China o en Corea del Sur y siguen saliendo ensayos, reseñas, comentarios y libros con su obra, como la que Pijao Editores publicará el año entrante para conmemorar sus primeros 40 años en el trabajo editorial y una reiteración entusiasta al trabajo de un artista sobre el cual ya publicó un libro cuando él era demasiado joven, en 1998, bajo el justo titulo de la moderna antigüedad. Entre sus figuras contemporáneas basadas en temas clásicos como si lo esplendoroso del Renacimiento llegara de nuevo, entre sus cuadros sobre la guerra en Colombia no indiferente al conflicto que hemos vivido gracias al sectarismo enfermizo y demencial de los violentos,  Darío Ortiz se levanta siempre para nuestro orgullo de coterráneos como las esculturas que nos dejara para romper la monotonía del paisaje en el centro de Ibagué. 
EL SALÓN TOLIMENSE DE FOTOGRAFÍA
Por: Carlos Orlando Pardo

En medio de los atolladeros que produce la congestión en el tránsito y la actitud prevenida frente a la inseguridad en Ibagué, el maravilloso oasis del Museo de Arte ofrece un paisaje y una alternativa para ingresar al goce. Allí podemos, en una atmósfera fraterna, disfrutar por ejemplo cada año del Salón tolimense de fotografía, que en esta última versión nos lleva al placer de recrearnos en una exposición con cinco grandes artistas de este maravilloso mundo. Así se consolida a lo grande un evento que pertenece ya al inventario de los polos de atracción en esta capital y que con 21 años de persistencia, conforma una costumbre a la cual nos hemos habituado como un rito regocijante digno de ser cumplido ojalá por un más amplio número de habitantes que en ocasiones ignora este camino. El esfuerzo para coordinar diversas entidades que se sumen a esta actividad maravillosa y constructora de identidad es digna de aplaudir, pero sobre todo de ver. Las imágenes nos llevan de la mano hacia un mundo eternizado, gracias al oficio y con él al talento que reflejan artistas diversos con temas disímiles. Esta vez el profesionalismo se advierte en cada obra, pues se trata de artistas verdaderos al estilo de Olga Lucía Jordán, una de las fotógrafas más importantes del país, quien nos deja el testimonio de momentos fulgurantes alrededor de nuestros artistas plásticos con retratos sugerentes de rostros y obras que son testimonio del mundo particular de virtuosos, preciso los que construyen con su obra parte sonora del orgullo nacional para el mundo. Queda uno asombrado y dichoso por verlos ahí, de cuerpo entero, en una exposición que nos enseña y nos recuerda, que por encima de tanta tragedia contamos con colombianos de primera reflejados en una mezcla inteligente entre su imagen y su obra, por supuesto no producto del azar sino con el oficio profesional de más de un cuarto de siglo. Más de 230 imágenes donde con justicia en medio de figuras mayores se encuentran los tolimenses Jorge Elías Triana, Darío Ortiz Robledo, Germán Botero, Carlos Granada, Ana María Rueda y Hernando Carrizosa, impactan por su oficio y el estudio adecuado para disparar en el momento más certero el gatillo de su cámara. Otro es el mundo fantasmal de Luis Fernando Jaramillo, un quindiano universal que nos traslada a los instantes luminosos de las sombras y a figuras rescatadas entre las tinieblas como un subrayador de  incertidumbres que trae a primer plano, el mismo que enfoca Wilson Castañeda, para trasmitirnos en fotografías impresionantes el detalle de fragmentos y rostros de santos y lugares, porciones de esculturas y que hasta ahora son descubiertos por nosotros gracias a su obra. Oscar Chica, por su parte, nos ofrece descanso con su lluvia de orquídeas y Hernando Bazurto, ganador del pasado salón, nos guía por paisajes y zonas que han bebido sus ojos. Lo claro es que esta fantasía que podemos ver y acariciar, constituye parte del esfuerzo obstinado y devoto de Margareth Bonilla, la fundadora de esta circunstancia feliz que agradecemos con todos los sentidos
Cien años de novela en el Tolima

Reconfortante para estudiosos y escritores de la tierra el estudio académico que acaban de publicar profesores de la Universidad del Tolima pertenecientes a un calificado grupo de investigación. Libardo Vargas Celemín, Jorge Ladino Gaitán, Leonardo Monroy Zuluaga y Carlos David Leal Castro, conforman el equipo de estudiosos que durante varios años se dieron a la no fácil tarea de escudriñar lo producido en un siglo que parte desde 1905 y llega a cien años después, para ofrecer un denso y sesudo trabajo que sin duda será capital para quienes deseen ingresar por este grato laberinto. Lo hemos leído con devoción y aplaudimos el esfuerzo, sobre todo porque es usual que en el Centro Universitario dejen de lado la región en este y otros campos como si mereciera el desprecio puesto que ahí pierden, según algunos, el sentido de la universalidad.  Tanta suficiencia pretenciosa que los aleja del entorno y los aísla de su propia realidad, los deja de por sí fuera de órbita y sin aporte real alguno por encima de sus especulaciones, como no ocurre con este estupendo ensayo, una señal de identidad de la región, donde exploran, valoran y difunden para conocimiento de lectores del Tolima y el país, la existencia de unos autores y de alguna manera de una literatura.
Toda literatura, sin excepción, es un mensaje para su época, así refiera la de cualquier tiempo y con determinado estilo. Las novelas nos ofrecen niveles de realidad tanto social como formal y éstos devienen como prueba fehaciente de su validez o su fracaso. Octavio Paz decía, que para recobrar nuestro presente es necesario recobrar nuestro pasado y sobre todo recobrar la conciencia de nosotros mismos. Balzac, por su parte, afirmaba de modo perentorio que la novela es la historia secreta de las naciones. No puede decirse que exista en rigor una literatura tolimense con todas las implicaciones que este concepto requiere, pero existen, por supuesto, escritores del Tolima dedicados a la narrativa, cuento o novela, y trabajando la historia, el teatro, el ensayo y la poesía. Sin embargo, en térmi­nos genéricos, por ser oriundos del departamento, han sido clasificados como pertenecientes a la Literatura Tolimense, en cuyo trabajo de difusión debe destacarse, sustancialmen­te, a Pijao Editores que los ha publicado a todos, en su gran mayoría, salvo raras excepciones, sumándose a esta tarea en forma prolífica Caza de Libros en los últimos cuatro años. Lo que sí es pertinente advertir es cómo, nunca antes, a lo largo de su historia, tuvo este sector del país un conjunto tan numeroso y algunas veces representativo de escritores, concretamente en el campo de la narrativa y aquí, el libro publicado cumple la misión de analizarlos, sin dejar por fuera el calificar con rigor a quienes apenas se atreven a poner tal título a sus libros sin cumplir con las mínimas exigencias artísticas o a determinar a quienes han logrado cumplir con la tarea. De todos modos, por encima de cualquier pretensión, lo regional existe y es la palabra la que lo representa como destino humano. Ahí están las huellas de su historia en las novelas, el reencuentro con los muertos a que aludiera Sábato. Ilustra esta tesis Carlos Fuentes señalando que Cervantes nos dice cómo no hay un presente vivo con un pasado muerto y que sin nuestra memoria, que es el verdadero nombre del porvenir, no tenemos un presente vivo y un aquí nuestro donde el pasado y el futuro verdaderamente encarnan. Mucho habría que decirse, pero por ahora va la invitación a recorrer las páginas de Cien años de novela en el Tolima, tarea esta que cumplimos a nivel de comentarios con mi estudio sobre novelistas tolimenses publicado por Pijao hace algunos años  y que ahora, con entusiasmo, veo continuada con rigor académico por este grupo maravilloso de analistas.
OSCAR BARRETO ES CULPABLE

Todos los gobernadores han sido 86 desde 1885 a 2010. Por más de medio siglo de vida política en el departamento comprendido entre 1958 y el día de hoy  -exactamente 53 años-, se observa el esplendor y la decadencia, el subdesarrollo y el progreso, los enfrentamientos y la reconciliación, pero en lo fundamental un tiempo de violencia con diversas modalidades. Podrá verse cómo, el resumen, muestra una época donde florece la fortaleza de los partidos políticos tradicionales, abunda su atomización y finalmente generan en mucho su crepúsculo, así como advierte el renacer de nuevas opciones políticas y ante todo la renovación de jefaturas. La perspectiva genera la visión de la existencia en el pretérito de sobresalientes jefes conservadores y liberales con una representación vital que desprende para el departamento la posición de ser un fortín nacional, hasta el nacimiento de nuevos partidos que con diferentes motes forman finalmente una diversa configuración, e inclusive el surgimiento de figuras que independientemente de sus partidos se convierten en paradigmáticas y brillan con luz propia gracias al talante de sus actividades, conservando, en medio de tanta crisis y no pocos ataques, un prestigio entre la comunidad. Dentro de este marco, existen quienes a través de las palabras muestran ríos de miel y leche, pero ninguna obra que les otorgue autoridad. Durante los últimos años, buena parte de los gobernadores que ha tenido el Tolima, salvo algunos excepcionales casos, pero ante todo el ejemplar de Pacho Peñaloza, hace más de quince años, han cruzado por esta dignidad casi sin romper ni manchar el atraso y se dedican a sobrevivir en medio de lamentos por las deudas dejadas por su antecesor, gobernando con el lente retrovisor y empantanándose en su incapacidad. Ahí están casos rampantes como el de Jorge García Orjuela, el que sin rubor alguno se atreve a presentar de nuevo su nombre para alcanzar  el mandato como si por aquí tuviéramos tan mala memoria y nos hubiera tapado la peste del olvido. Subrayo aquí, ahora que caen voces discordantes de variados sitios, como realmente meritoria la obra que cada día dinamiza Oscar Barreto Quiroga, por quien no voté, pero cuya acción ejemplar se siente particularmente en la provincia donde pocos de sus antecesores viajaron, salvo para hacer promesas y entregarlas envueltas en el papel sedoso de la demagogia. Si la Biblia afirma que por las obras los conoceréis, Barreto se hace digno de ser señalado como uno de los culpables contemporáneos de una pelea sin tregua contra el atraso, de una guerra al subdesarrollo rampante que nos habita y de una acción sin descanso a favor de los humildes de nuestra tierra. Qué bueno sentirse gobernado por un mandatario de su temple y su talla y que se atreve sin temores y sin pedir permiso a romper con el olvido inmerecido de la gente de nuestras más lejanas comarcas, a permanecer indiferente ante el halago de los cocteles a los que no asiste y de los clubes que ignora porque su pelea es a campo abierto, al pie de los problemas, al lado de los conflictos y siempre con una solución. El balance final no será catastrófico como lo anuncian los profetas de desastres, sino digno de pasar a la historia del Tolima como un capítulo en verdad luminoso.
¿Crece el analfabetismo en el Tolima?
Por: Carlos Orlando Pardo
Este 8 de septiembre, por decisión de la Unesco, se conmemora el día internacional de la alfabetización, lo que ha de servir para reflexionar en nuestro departamento alrededor de un tema mas que neurálgico, si se tiene en cuenta que no saber leer y escribir es caminar a ciegas por el mundo. Pero no sólo eso sino sobre todo indefensos y sometidos a cumplir tareas deleznables, a convertirnos en víctimas fáciles de ser engañados y a vivir sin vivir plenamente. La vida, de muchas maneras, es una cruzada permanente y con esta ignorancia salimos desnudos al campo de batalla. Poco se menciona la sed cuando no la sentimos y esta prioridad educativa permanece al margen de los pronunciamientos oficiales. Las cifras actuales nos conducen a percibir escalofrío, por cuanto en pleno arranque de la segunda década de este siglo XXI, como si permaneciéramos cien años atrás, indican que son unos tres millones de habitantes en Colombia padeciendo el flagelo y nada menos que un millón de jefes de hogar, 65%, hombres. Curioso resulta ver cómo, el 75% de quienes carecen de esta herramienta eficaz es mayor a los cuarenta años. La nueva dirección de las regalías no menciona ninguna inversión y no son pocos los años que se gastarían para liquidarlo. Nuestro buen presidente Santos planteó reducirla un punto de una tasa de 6.7% y el proyecto anunciado de Cero analfabetismo en el país destinó 60 mil millones para alfabetizar a 65 mil iletrados. Las cifras son parte de la pobreza extrema sin que allí se mencionen para aumentar el listado de desgracias.  No se puede ser libre si se es ignorante y aquí está otra clase de esclavitud que es necesario combatir a fondo y sistemáticamente, como alguna vez lo hicimos en el Tolima al declararle la guerra al analfabetismo. Si bien es cierto toca a los sectores rurales por razones que cualquiera deduce, allí sobrepasa el 14%, en los cascos urbanos y la tasa de informalidad laboral de la población analfabeta es de casi el 90%, cuando la nacional se tasa girando el 63%. Esta conmemoración del bicentenario y de los 150 años de nuestro departamento, debería impulsarnos a proponer la urgencia y la emergencia de cumplirlo, donde todos y cada uno de quienes sabemos hacerlo, se comprometiera al menos con dos semejantes. Los tolimenses podemos dar un buen ejemplo. Fue en 1978 en el gobierno de Miguel Merino Gordillo cuando desempeñándome como Secretario de Educación, fundamos y dirigimos, junto a Luis Eduardo Chamorro, la Campaña masiva de Alfabetización en nuestro territorio, la que a lo largo de tres años logró erradicar este flagelo en 138 mil ciudadanos y que sirvió de base para que el presidente Julio César Turbay Ayala la decretara como Campaña Nacional de Alfabetización Simón Bolívar. Tras analizar lo grave de la situación en Colombia y luego de convocar en Ibagué a todos los secretarios de educación del país, con la presencia del Ministro de Educación, entonces otro coterráneo ilustre como lo fuera Guillermo Angulo Gómez, la tarea tomó camino y más adelante el presidente Belisario Betancourt la continuó con el nombre de Camina. Luego quedó en una buena intención engabetada en los escritorios de los burócratas abúlicos y los de la vista gorda abundaron como si cerrando los ojos desaparecieran. Ya algunos estudiosos citan un documento de interés donde las Naciones Unidas han declarado la alfabetización como libertad, la que se cierra supuestamente el año entrante. Si en nuestra tierra existen más de 300 mil personas en ese estado lamentable no sólo porque abandonaron la primaria y escasamente garrapatean, este es un lunar grande, mucho más cuando escasos son quienes logran terminar una carrera universitaria como para darnos una muestra de la quiebra del sistema aplicado. Otros hablan de 160 mil porque los datos oficiales son contradictorios, pero lo claro es que en pleno avance de la tecnología, en cuyo campo también existe el analfabetismo, estamos en barrena. Hemos crecido en población y servicios mediante importantes esfuerzos de todos los gobiernos, pero nuestros índices finales de más del 14% son lamentables. Este es un gran obstáculo para el desarrollo, un problema social de envergadura y una desolada panorámica en la que todos directa o indirectamente somos responsables.

"Fortune"
Excelente conclusión de Catón (periodista mexicano), que nos sirve para reflexionar sobre nuestra propia fortuna.*

"Me propongo demandar a la revista "Fortune", pues me hizo víctima de una omisión inexplicable. Resulta que publicó la lista de los hombres más ricos del planeta y en esa lista no aparezco yo. Aparecen, sí, entre otros el Sultán de Brunei, los herederos de Sam Walton y Takichiro Mori. Figuran también ahí personalidades como la Reina Isabel de Inglaterra, Stavros Niarkos y los mexicanos Carlos Slim y Emilio Azcárraga. Sin embargo, a mí no me menciona la revista. Y yo soy un hombre rico, inmensamente rico.
* **Y si no, vean ustedes: *
Tengo vida, que recibí no sé por qué, y salud, que conservo no sé cómo. Tengo una familia, esposa adorable que al entregarme su vida me dio lo mejor de la mía; hijos maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los cuales ejerzo una nueva y gozosa paternidad. Tengo hermanos que son como mis amigos y amigos que son como mis hermanos. Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar  de mis defectos, y a la que yo amo con sinceridad a pesar de sus defectos. Tengo cuatro lectores a los que cada día les doy gracias porque leen bien lo que yo escribo mal. Tengo una casa y en ella muchos libros (mi esposa diría que tengo muchos libros, y entre ellos una casa).
Poseo un pedacito del mundo en la forma de un huerto que cada año me da manzanas que habrían acortado aún más la presencia de Adán y Eva en el paraíso.
Tengo un perro que no se va a dormir hasta que llego y que me recibe como si fuera yo el dueño de los cielos y la tierra. Tengo ojos que ven y oídos que oyen; pies que caminan y manos que acarician; cerebro que piensa cosas que a otros se les habían ocurrido ya, pero que a mí no se me
habían ocurrido nunca.
Soy dueño de la común herencia de los hombres: alegrías para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren.
Y tengo fe en Dios que guarda para mí un infinito amor.
¿Puede haber mayores riquezas que las mías?
¿Por qué, entonces, no me puso la revista Fortune en la lista de los hombres más ricos del planeta?"
¿Y tú, como te consideras: ¿Rico o Pobre?
*HAY GENTE POBRE, PERO TAN POBRE, QUE LO ÚNICO QUE TIENE ES... DINERO.*