CARLOS ORLANDO PARDO Y PIJAO EDITORES: 40 AÑOS
Días antes de presentar su nueva novela Verónica resucitada (Pijao Editores), Carlos Orlando Pardo (foto) sufrió quebrantos de salud que le impidieron asistir a la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Entonces, escribió la carta a Carlos, su hijo, que trascribo a contiuación, donde hace un balance de los 40 años de trabajos de Pijao Editores (Ibagué, 1972-2012), la empresa editorial que fundara con su hermano Jorge Eliécer y que se convertiría en el proyecto editorial privado, descentralizado de la capital del país, con mayor éxito en el final del siglo pasado y comienzos de éste. La carta fue leída en la sala Cepeda Samudio con lleno total.
Por Carlos Orlando Pardo
“Querido hijo: Es la primera vez que durante 25 años no puedo asistir a la Feria del Libro en Bogotá. Creo que buena parte de los escritores colombianos nos preparamos cada año para esta fiesta que fundara hace exactamente un cuarto de siglo nuestro querido amigo Jorge Valencia Jaramillo, la ocasión donde nos vemos y abrazamos quienes hacemos libros y los escribimos. Por allí desfilan los vivos y los muertos como en la visión del paraíso que tenía Borges y en esta ocasión apenas con nostalgia puedo imaginarla. Sin embargo, a través tuyo, y qué mejor, envío mi certificado de supervivencia para celebrar los 40 años de Pijao Editores, los primeros 354 títulos y los más de 500 mil ejemplares publicados.
Ha sido una larga paciencia y un oficio amoroso en el que tú nos has acompañado devoto por 25 años, también, como parte de esta faena triunfal porque no hemos hecho de los libros un negocio, como muchos pueden pensarlo, sino un ritual donde lo importante no ha sido ganar dinero, aunque tampoco perderlo que no se logra siempre, sino convertirnos en un refugio donde los escritores colombianos encuentran su trinchera.
En Pijao no hemos cobrado nunca por editar a ninguno sino hemos pagado los derechos de autor tras seleccionarlos con juicio, inclusive por encima de los afectos. No ha sido la tarea simple de editar libros y libros sino de dejar en ellos el testimonio de nuestras útiles investigaciones y antologías, el rescate de nombres, la difusión de autores nuevos y de valores existentes, todo como una manera de demostrar que la literatura meritoria, en particular, no es la que sólo trazan los grandes medios capitalinos ni las grandes firmas editoriales, sino la que se impone desde la provincia con validez continental.
A fe que lo hemos logrado, muchas veces dejando al margen nuestra propia obra por difundir amorosos las de los demás. En ese camino, bien lo sabes, hemos tropezado con ángeles protectores de nuestros pasos como Germán Vargas Cantillo, Eduardo Pachón Padilla, Manuel Zapata Olivella, Fernando Soto Aparicio, Darío Ortiz Vidales, Augusto Trujillo y Gabriel King, pero en esencia con los altares abiertos para nuestro culto por Jorge Valencia Jaramillo, un estímulo radiante y permanente que desde aquí bendice mi corazón desfallecido pero siempre grato.
40 años conllevan fatiga pero no cejaremos en el propósito de continuar cumpliendo con nuestra tarea, mucho más si ofrecemos ejemplo como el que vemos satisfechos con la presencia corajuda en el mundo editorial de mi hermano Pablo a través de la refulgentefaena de Caza de Libros, hija legítima de Pijao, y con quien seguramente seguiremos en algunas quehaceres conjuntos como la iniciada en 50 novelas colombianas y una pintada con la que él nace con la bandera en alto.
Tras incursionar en multimedia con la enciclopedia Tolima Total, en el mundo de los documentales como acabamos de cumplirlo en coproducción con Señal Colombia alrededor de la vida y la obra de importantes escritores, seguiremos por este camino y preparamos con tiempo la nueva colección 50 libros de cuentos y una antología que saldrá poco a poco. Lo demás es historia que nos complace haber escrito con actos.
Para hoy, honrando el día del trabajo, el placer está en presentar en sociedad cuatro nuevos libros. Sobre mi novela Verónica resucitada que me regresa de nuevo y en serie a la literatura, y de las notas y crónicas de Los adelantados, hablará mi entrañable amigo Benhur Sánchez Suárez, compañero maravilloso en la trayectoria de Pijao, y envío dos pequeñas notas sobre El robo de la cañonera del consagrado novelista Héctor Sánchez, quien decidió quedarse a mi lado alegrándome con sus palabras sabias en esta recuperación física y espiritual de la dolencia inesperada que me hirió, por fortuna esta vez no de muerte, lo mismo que otra nota sobre el esperado poemario de Jorge Valencia Jaramillo, alrededor de cuya vida y obra quería hablar y a quien dedico este acto con inmenso amor fraterno y gratitud.
Finalmente, hijo, me siento dignamente representado por ti en la celebración que me honra y honra mis esfuerzos. Dales a todos en mi nombre un abrazo fuerte y la esperanza que guardo de verlos otra vez”.