Carlos Orlando Pardo, una vida entregada al oficio de escribir
Tomado de http://www.sinpretextos.com Miércoles, 04 de Mayo de 2011 
Por: Sebastian Mateus
Aún recuerdo aquella ocasión en que visité la casa de Carlos Orlando Pardo en busca de los resultados del concurso de cuento de esta revista.
Al ingreso, una cordialidad que se posaba en los intersticios de cada libro en su inmensa biblioteca y una sonrisa tan humana, guardaban a ese hombre sentado tras un ancho escritorio en donde descansaba un cenicero sucio y papeles empaquetados junto a una computadora de amplia pantalla, en la que seguramente muchos textos literarios esperaban por un merecida rememoración. Pese a lo lejano de mi recuerdo, así he de imaginarlo, mientras escribo estas líneas, en el instante que con su marcada cortesía se tomaba el trabajo de responder a esta entrevista, pese a su agenda ocupada en eventos tan importantes como la ceremonia de posesión del periodista Germán Santamaría como embajador de Colombia en Portugal.

Más de 35 años dedicados al trabajo literario. ¿Se imaginó alguna vez una vida alejada de la literatura?

C.O.P: Si partimos de la publicación del primer libro, llevamos ya por este camino cuatro décadas, lo que supone una entrega al oficio y no una tarea episódica de las que se cumplen los fines de semana. La camiseta sigue puesta sin ninguna renuncia y con ella esperamos llegar hasta la tumba. Es una tarea irrevocable que se lleva apasionadamente día a día y noche a noche y tan necesaria como el aire, el amor y la esperanza. Cuando desde tiempos tempranos la literatura se convierte en un viaje que nunca quisieras terminar, cuando ella es un quehacer fundamental, uno jamás se imagina fuera de este reino maravilloso que a muchos les parece vano y hasta inútil.

Flaminio Rivera, Jorge Eliécer Pardo, Germán Santamaría, usted y otros tantos grandes de las letras colombianas, además de coincidir por su reconocimiento, también tienen en común su tierra natal: Líbano, Tolima. ¿Qué tiene el Líbano que produce escritores y personajes destacados en todas las áreas del conocimiento y en cantidades considerables? ¿Una educación distinta?¿El frío?

C.O.P: Hace unos tres años y alrededor de una tertulia en mi casa, nos reunimos varios escritores del Líbano. Estaban Jorge Eliécer Pardo, Germán Santamaría, Magil, Flaminio y Héctor Sánchez, entre otros, y nos hacíamos la misma pregunta. Algunos afirmaron que se trataba de una posición geográfica y espacial en el cosmos que nos hacía privilegiados. Otros justificaron el tema refiriendo cómo, desde los fundadores, existían intelectuales al estilo del mismo general Isidro Parra y no pocos señalaron que el Líbano fue una especie de Torre de Babel, lo que ofreció desde los comienzos del siglo pasado un ambiente cosmopolita y nada provinciano. De otro lado, como el Líbano fue epicentro de acciones terribles en la llamada violencia de mitad de siglo XX, allí la gente para evitar morirse se calló, pero el Líbano es en esencia un pueblo de conversadores antes que cafetero o educativo. Entonces eso fue en apariencia porque se dedicaron a escribir. Alguna vez hice un diccionario de autores del Líbano y sumando los libros escritos sobrepasaban el millar. Eso ya es mucho, sean buenos, regulares o malos. Por eso hizo carrera mi frase de cómo el Líbano es el lugar del mundo que tiene más escritores por kilómetro cuadrado o la de que somos tierra de escritores.

Luego de "Las Primeras Palabras" en coautoría con su hermano Jorge Eliécer, vinieron libros como Los Lugares Comunes, El Invisible país de los pigmeos y otros más. Por ellos recibió distinciones especiales de personajes como García Márquez, Germán Vargas y Daniel Samper. ¿En su momento como recibió dichos reconocimientos? ¿Sintió una especie de compromiso literario?

C.O.P: El compromiso con la literatura es algo personal porque nadie está reclamándonos nada. Uno la hace sin pensar en los premios ni en las condecoraciones ni en la fama ni en el dinero. Es el fin de otros y por eso se pierden. Cuando llega alguno de los puntos indicados existe satisfacción y goce, estímulo, deseo de seguir porque alguien se fija en nuestra tarea solitaria y una gratitud enorme ante quienes se han tomado el trabajo de leernos y apreciarnos con sus palabras.

Carlos Orlando también ha ejercido el periodismo. Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano y casi un centenar de escritores colombianos han sido los protagonistas de sus reportajes y entrevistas. ¿Cómo influyó en su carrera literaria el conocer estos personajes?

C.O.P: La valiosa experiencia de haber tenido la ocasión feliz de ser en muchos casos amigo y en otros ocasional entrevistador de grandes escritores latinoamericanos entre los cuales mencionas algunos, es no sólo enriquecedora desde el punto de vista profesional y humano sino que halaga nuestra vida y adorna de orgullo los recuerdos. Los futbolistas admiran a los futbolistas y a los cantantes y uno a los escritores que siguen siendo parte de nuestra vida y nuestro culto. No me tropecé con gente vanidosa ni engreída sino entre más grandes más sencillos y sabios, a veces tímidos como los casos de Onetti y Rulfo y jamás con la mirada por encima del hombro.

Si se profundiza en la extensión de su obra podrán descubrirse varias antologías sobre el Tolima y sus máximos exponentes de la cultura a lo largo del siglo XX. ¿Qué lo llevó a estudiar el Tolima aparte de su amor por la región? ¿Cómo han sido los procesos teniendo en cuenta que el departamento no es precisamente el más rico en referencias bibliográficas?

C.O.P: La verdadera historia de la literatura de un país es la suma de lo que se hace en las regiones y no teníamos nosotros ni siquiera un inventario real de sus novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas, pintores, escultores y músicos y ni siquiera una historia coherente. Me di a esa tarea desde 1973 cuando era profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y fui completándola con mucha paciencia y amor hasta llegar no sólo a tantos libros publicados con estos temas sino a una enciclopedia multimedia que lo resume todo bajo el título de Tolima Total. Sistematicé los procesos, las coyunturas, los acontecimientos, autores y libros dignos de memoria para mirar nuestra evolución y desarrollo. De ahí han partido algunos otros estudios y soy pionero de ellos en el Tolima.
Si así fue ayer, ¿hoy para dónde cree que va el Tolima en materia cultural?

C.O.P: Tenemos más futuro que pasado y la iniciativa de grupos independientes en el campo del teatro, la narración oral, la música y la literatura, por ejemplo, están cubriendo gozosos los espacios en el departamento, a más de una comunicación amplia gracias a los nuevos medios de comunicación en Internet. Como siempre los presupuestos son pírricos porque los gobernantes y los empresarios de toda laya no le dan importancia y sigue cumpliéndose con cinismo la práctica de ser la cultura la cenicienta de todos y no la reina como debiera ser. Sin embargo la gente trabaja sin que importen las bendiciones o las excomuniones y sólo vale la pasión en la que están empeñados para empujar su voz desde cualquier trinchera.

En ese sentido, tiene esperanza en las generaciones venideras cuando de letras hablamos?

C.O.P: No vislumbro por ahora la existencia de una generación que como la nuestra fue abriéndose camino gracias a sus libros, ganando premios nacionales e internacionales, figurando en antologías latinoamericanas, publicando en editoriales prestigiosas de México, España, Francia o Argentina, apareciendo con sus obras y sus reportajes con grandes titulares en los medios más importantes, logrando que sus trabajos se tradujeran a varios idiomas y convirtiéndose en objeto de estudio académico. Y claro que se logró no siendo ya mayores como estamos ahora sino desde los tiempos de nuestra cada vez más lejana juventud. Los que conozco como ustedes están en proceso y de seguir enamorados del oficio llegarán a su cima.

No obstante, usted sin duda hace parte aún de esa remota construcción cultural. Su editorial es una prueba. Pijao Editores ha publicado 300 títulos en casi 40 años. ¿Cómo logra destacarse una editorial ibaguereña en el panorama nacional de las letras?

C.O.P: Ha sido un trabajo apasionante aunque no rentable porque me he quebrado varias veces publicando escritores desconocidos. Estamos considerados como la mejor editorial de provincia en el país y hemos cumplido algunas hazañas como la de publicar 51 mil novelas en un solo envión y ahora preparamos 51 mil libros de cuentos de la misma manera. Son colecciones históricas y de referencia obligada en la literatura colombiana. Y somos editores, no impresores, es decir, seleccionamos los libros, pagamos derechos de autor, evaluamos el trabajo y lo difundimos con éxito. Al fin y al cabo persistentes en la lucha como lo fueron los pijaos hasta su extinción.

Sólo hemos tocado algunos libros de cuentos y sus antologías históricas. Hacen falta cientos de artículos periodísticos, ensayos y algunas novelas. ¿A alguno de sus libros le tiene un aprecio especial?

C.O.P: Mi entusiasmo amoroso va concentrado a los libros que estoy escribiendo ahora. Son mis novelas Verónica resucitada que acabo de terminar, El beso del francés que la tengo en retoques finales y mi libro de cuentos Las noches de la espera. Ahí está realmente la madurez de mi trabajo luego de muchos años en el oficio donde cada día se aprende algo nuevo. Estos libros que justifican mis desvelos son el resultado de un camino hecho a lo largo de varios lustros con la disciplina de un relojero antiguo o el de una hormiga arriera.

¿Y qué es "Los Adelantados"?

C.O.P: Mirando el desorden de mi biblioteca, una noche pensé en el desfile de mis amigos muertos. Busqué en el único lugar donde el tiempo se detiene que es la fotografía, como dice García Márquez y allí, parecían estar todos con su sonrisa de entonces. Conservé, para mi dicha, varios archivos donde aparecían dando declaraciones sobre el oficio de escribir y conversando de la vida. Como dando vueltas por el mismo sitio, pensé que algo debía hacer con la nostalgia que dejan como traje por la falta que hacen. Ese traje de aquellas horas donde la tristeza del corazón elevó sus banderas, me arrancó el propósito de publicar este libro. Se trata de figuras públicas, en su inmensa mayoría artistas y escritores, lo que abre una oportunidad para volver sobre sus existencias, usualmente construidas bajo el fragor de las luchas y los sueños. De todos modos, antes de iniciar la tarea de este libro, me acordé de una frase de García Márquez que siempre me ha gustado y que afirma que él escribe para que los amigos lo quieran más. Para este caso y parodiando, me dediqué a terminarlo cuando antes para querer más a mis amigos.

¿Cuándo estará en las librerías?

C.O.P: En la próxima feria del libro.

¿Teme ser uno de los Adelantados?

C.O.P: Soy un candidato a esa categoría y cuando me llegue el turno espero verla con los ojos abiertos, ojalá con una gran serenidad.