FACETAS SIN SU MEJOR ROSTRO
Por: Carlos Orlando Pardo
Durante ocho años en esa aventura maravillosa que significa hacer un suplemento literario, el consagrado escritor Benhur Sánchez Suárez estuvo en esta no fácil tarea frente a la separata dominical Facetas que hace el diario El Nuevo día. Su renuncia es de lamentar para nosotros sus impenitentes lectores, porque la atención se iba tras su nombre y su criterio profesional en la selección afortunada de los materiales. La tarea desinteresada en la difusión de la cultura y en particular de la nuestra a nivel regional, deja una huella profunda y un testimonio inolvidable y consultable frente a nuestros procesos y acontecimientos literarios. Lo que fue publicándose cada domingo, será siempre una evidencia para quienes quieran mirar el proceso y el itinerario de obras y autores a lo largo de este largo y memorable período. Seguramente ahora tendremos una revista light llena de reportajes así, puesto que el trabajo de los escritores consagrados o de principiantes tuvo allí su ventana. Ahora, estoy seguro, la puerta se cerrará. Yo por lo menos me suscribí al periódico que tiene la ventaja de que se lee a la luz de un relámpago, en particular por la presencia de mi amigo escritor y su columna. Como acabo de recibir una comunicación donde se me dice que está por vencerse la suscripción que tengo, aprovecharé para no responder. Ya no me importa visitar esas vecindades donde lo único fresco era Facetas y de resto un desagradable olor a Amarulencia, como dice Germán Santamaría al referirse a ese estado espiritual donde se combina el odio, la amargura y la violencia juntas. Por fortuna queda para Benhur más libertad en el tiempo que con mayor amplitud dedicará a su pintura y a las novelas que se tejen secretamente en su entusiasmo sin pausas. Pero es necesario dejar constancia de la felicitación que debe extendérsele por el oficio cumplido casi con vocación sacerdotal, puesto que en esa faena que pocos lograrían cumplir con su estatura intelectual, está como una herencia. Celebro su libertad y le envío un pésame mental al periódico por otra de sus garrafales equivocaciones al aceptar esta  renuncia.