El pianista que llegó de Hamburgo
La nueva novela de Jorge Eliécer Pardo
La novela que la reconocida editorial colombo mexicana Cangrejo acaba de publicar de mi hermano Jorge Eliécer Pardo, deja la agradable sensación del aparente regreso de un ya consagrado novelista que llevaba dos décadas de prudente silencio en este género. Se trata de una de las cinco que integran su Quinteto de la frágil memoria, una saga familiar sobre el amor y el desplazamiento permanente a que hemos estado sometidos los colombianos desde tiempos pasados y que en estrecho maridaje con la historia ficciona las diversas guerras del país y América Latina. El pianista que llegó de Hamburgo, hermosa edición que inaugura una serie para el mundo hispano, se presentó como una novedad en la Feria Internacional del Libro y desde luego en noviembre en la de Guadalajara, en México, al tiempo que en otros cercanos y remotos lugares. Sin duda, los numerosos lectores y críticos de Pardo, vuelven al encanto de sus fábulas desencantadas frente a la brevedad de la vida y la gracia perenne de lo permanente del amor y la memoria, el cofre donde reposa la presencia de capítulos que han estremecido a la sociedad y tocan en mayor medida a sus protagonistas, vueltas por fortuna literarios bajo el hálito de la poesía y la palabra justa.  Desde luego que fui un lector privilegiado al conocer de primera mano las diversas versiones que escribiera sobre cada uno de ellos a lo largo de quinquenios. Pude así gozar de la magia de las transformaciones y cambios siempre para ser mejoradas y finalmente la alegría por saber que empieza ese extraño camino de los libros en busca de capturar la atención del lector. No se trata, por fortuna, de un volumen más en medio de la turbulencia de obras que inundan el mercado, sino de una bien particular, porque en medio del universo creado alcanza a penetrar de manera punzante en el alma de sus protagonistas para descubrir sus más íntimos secretos y sentimientos alrededor del amor y la muerte, el placer y las evocaciones, la reconstrucción de existencias en lucha constante por sobrevivir. Es el drama del peligro de existir entre el bullicio del riesgo y la violencia que asoma su cara terrible en cada esquina para cambiar destinos.
Como lo hizo ya con las Weismann, El pianista que llegó de Hamburgo es la historia de otro alemán,precisamente Hendrik Pfalzgraf, judío-alemán, sobreviviente de las guerras quien huye de los nazis en su tierra y llega a Colombia, en concreto a Bogotá en búsqueda de paz y libertad para poner su escuela de música y su venta de pianos, tropezándose con la mala fortuna que por aquí, se inician los incendios y la violencia porque han asesinado al líder popular Jorge Eliécer Gaitán y la capital del país es destrozada, destruyéndose bajo las llamas implacables su escuela y sus pianos, todo en la fecha fatídica del 9 de abril de 1948, conocida como El Bogotazo.
La historia transcurre de 1920 a 1985 y se puntualizan aquellos 65 años sin que aparezca la paz pero sí el amor, la música y el siempre añorado retorno. El trasegar de ese inmigrante que huye de la Segunda Guerra Mundial para deslizarse y hundirse en la violencia de mitad de siglo, lo deja sin espacio en el mundo como un errante solitario y triste que busca inútilmente por las calles y casas desmoronadas el amor imposible que igualmente ha derruido y carbonizado su ánimo, pero nunca la esperanza de encontrar a la mujer de la flor amarilla que encarna el paraíso perdido. Todo es un ritual dramático que con alto lirismo de diamantes poéticos y existenciales adorna sus sueños y sus terribles pesadillas, guiándolo hacia los abismos insondables de losconciertos y la caída final. Entre tanto, Hendrik-Nosferatu, poeta romántico moderno, interpretará el Concierto Número Uno de Johannes Brahms, una ejecución sin fin que deambula por el barrio de La Candelaria, los Llanos Orientales y las selvas del sur del territorio adonde lo empujan sin remedio las circunstancias atorrantes de huir para no llegar a parte alguna dónde resguardarse del infierno. 

El pianista que llegó de Hamburgo, refleja sin piedad los acontecimientos que corresponden a la memoria de los derrotados en el conflicto colombiano. Así pasan las páginas sin que por un solo minuto asome el cansancio porque la tensión permanece y el deseo de saber el final nos conduce hasta su última palabra. Pero aquí no se trata sólo de la historia que resumida puede parecer sin encanto, sino de la eficacia del lenguaje, la solidez de la estructura narrativa, la simbología que encierra cada acto por inocente que parezca.

La novela de Jorge Eliécer Pardo logra crear un personaje inolvidable que en el remolino de la desolación nos enseña la trascendencia del amor en los peores momentos y de qué manera aunque el corazón nos pierda, también nos salva bajo el aire inclemente de la guerra y el abandono, como si la peor orfandad ofrecida por la ausencia y la derrota nos permitiera encarnar la última bandera para llegar al final de nuestras vidas bajo el sopor del onirismo.