PROTAGONISTAS DEL SIGLO XXI EN EL TOLIMA (1)
Pensar en quiénes son los
tolimenses que en los diversos campos conforman la plana mayor de nuestros
protagonistas a nivel nacional o más allá, nos deja una certidumbre de tristeza
y nostalgia porque ya se cuentan con los dedos de la mano después de tenerlos
por docenas. ¿Estamos en un proceso de involución? ¿Qué pasa realmente con este
fenómeno? Miremos los casos. En la política son dos o tres figuras nacionales
cuando antes predominaban en el panorama del país. El resultado es curioso al
ver que no son precisamente de los partidos tradicionales, puesto los que
existen dijéramos en el Congreso, sabemos que son Senadores o Representantes a
nivel local apenas y en el fondo ignorados en la república porque no hacen nada
digno de su figuración, salvo que aparecen en la nómina, contestan lista y
hasta completan el tiempo para pensionarse. Por ahí hubo uno que fue motivo de
noticias pero negativas porque impulsó una reforma que dejaba libres a los
paramilitares y narcotraficantes despertando la indignación general por el
entuerto. Sobresalen Juan Lozano que no nació precisamente en el Tolima y
pertenece al nuevo partido de la U, y Jorge Robledo por sus debates sectarios
pero oportunos denunciando atropellos del establecimiento. El resto no existe,
a veces Juan Mario Laserna y pare de contar. Personajes como Carlos Lozano
Guillén, director del periódico Voz, antiguamente Voz proletaria del Partido
Comunista y directivo del movimiento Marcha patriótica, lo mismo que Guillermo
Alfonso Jaramillo, secretario estrella en el Distrito Especial de Bogotá,
son la excepción. De resto apagá y vámonos. Inclusive dentro de los que hacen
alborotos locales desde el concejo o la asamblea, no se vislumbra a alguien de
talla mínima para que llegue siquiera a los tobillos de los antiguos jefes y
pensadores que lograron gracias a su talento y sabiduría una presencia estelar
en la república. No se trata de la nostalgia ni caer en la tontería de pensar
cómo todo tiempo pasado fue mejor. No. Sólo de ponderar que estamos huérfanos
de figuras cuando ya avanzada la segunda década del Siglo XXI el vacío es
notable. Parece indispensable regresar a la historia para repasar que en la
segunda mitad del siglo XIX y en todo el siglo XX, nuestros protagonistas
podrían verse como un desfile de estrellas cuando entregan el premio Oscar en
la legendaria Hollywood. Fue mi sensación cuando presenté en Bogotá mi libro
Protagonistas del Tolima Siglo XX de Pijao Editores. Llenaban el enorme teatro
de Skandia al norte de la ciudad. Hoy sería imposible hacerlo porque de
convocarlos quedaría vacía la mayor parte de un teatrino de 30 personas. El
inventario arrojaba personajes vivos y muertos, cinco de los cuales alcanzaron
la Presidencia de Colombia, educadores y políticos, 42 en esa época, académicos
y músicos, ministros y periodistas, deportistas y científicos, médicos y
mujeres, estadistas y embajadores. El desconocimiento sobre nosotros
mismos, sobre el itinerario y la impronta de estos forjadores, era evidente. Se
tenían sobre ellos datos superficiales pero no una visión seria sobre su
periplo. Al concluir la primera fase de la investigación, se hizo patente
la necesidad de destacar sus valores, sus luchas, sus fracasos y sus éxitos
como ejemplo para generaciones actuales y futuras. Hoy estamos en época de olvidos. Alguna
vez afirmé que nos contentamos con ser el departamento de los unos. Un gran
ciclista como Pedro J Sánchez que ganó la vuelta a Colombia hace 44 años, un
torero como Pepe Cáceres que desapareció peleando en el ruedo hace un cuarto de
siglo, una reina nacional de belleza con Edna Margarita Ruth Lucena que camina
en el límite de las seis décadas, lo mismo que Olga Lucía Botero o Luz Teresa
Zamora, un campeón de natación con el estilo singular de Helmunth Levi, un
campeón de fútbol con el Deportes Tolima hace varias décadas, una próspera
electrificadora del Tolima que no nos pertenece y un símbolo como el
aguardiente Tapa Roja que sólo es un recuerdo frente a su producción pírrica en
una fábrica destartalada y botellas perdidas en un mercado abrumador de otros
productos similares. En todo uno. Un diario, un canal local, un pintor como
Darío Ortiz Robledo de las nuevas promociones porque los viejos buenos ya se
nos murieron salvo Carlos Granada y los demás no tienen trascendencia sin que
por ello sean malos artistas pero no repercuten. En fin, frente a otras
entregas, trataré de cumplir un inventario y un análisis por disciplinas para
buscar en conjunto un examen que nos permita encontrar las causas de este no
avanzar en un territorio que nos enorgullece como el nuestro.