EL REGRESO DE MARGOSK
Carlos Orlando Pardo

En la sala de velación lo examinamos tras un intenso abrazo con la figura de un veterano que ha peleado muchas guerras y la contextura de un trabajador que produce obras gigantescas. Su última obra escultórica monumental fue inaugurada en Coatlinchan, México, en mayo de 2009, una réplica de Tláloc que mide siete metros y pesa unas 75 toneladas, representando una deidad que regresaba, pues 43 años antes, en 1964, el monolito del dios de la lluvia y el trueno fue sacado del poblado y llevado a la ciudad de México con la intervención del Ejército. Durante más de un año hubo expectación en Coatlinchan, cuyos habitantes siguieron de cerca el trabajo del escultor Oscar Ramírez Quintero.
Margosk visitó al poeta Víctor Hugo Triana que se encuentra retirado de la vida pública por el avance de su enfermedad incurable del llamado mal de Corea, herencia de familia, repasando con él los tiempos en que el también locutor y periodista lo estimulaba en su tarea artística para que jamás dejara de alimentar sus sueños. Y lo hizo al pie de la letra para convertirse, como hasta hoy, en una figura destacada dentro de un país con más de 112 millones de habitantes. Regresará en los próximos meses a entregarle una obra escultórica colosal a Ibagué con la invitación del Museo de Arte del Tolima y a devolverle al corazón el paisaje y los amigos de entonces.