Leí con entusiasmo y
curiosidad y de una sola sentada, el esperado libro de Luis Gabriel Calderón
sobre El Líbano, Tolima, mi amado pueblo natal. Su recorrido si bien es cierto
se circunscribe al siglo XX, no deja de tener lúcidas referencias históricas
sobre épocas anteriores. A lo largo de 194 páginas e ilustrado con evocadoras
fotografías, el apasionante libro de 26 capítulos lo deja a uno sin aliento
porque le permite reconstruir su propia historia y en no pocos capítulos verse
en ella. Es fácil aprender y rememorar, gracias a una paciente investigación de
largo tiempo, cómo fue el primer cementerio y las primeras calles junto al
parque inicial, pasando por la originaria plaza de mercado, el hospital
inaugural o la imprenta naciente, las originales bandas y grupos de música, la
planta eléctrica primigenia, la llegada por vez primera del automóvil y el
avance automotor, hasta estacionarse en los legendarios bolcheviques del
Líbano, la germinal plaza de toros, el teatro y el avión desconocido, la
empresa de transporte nueva, la estación de bomberos, el ancianato con su
evolución, la estación de bomberos, la emisora fundadora, los batallones y el
hipódromo, el aeropuerto, los carnavales pro paz y progreso, el festival del
retorno, la discoteca que arrancó la tradición, los paseos de olla y los lugares
simbólicos inolvidables. Fácil parece enumerarlos pero cada capítulo implica
reflexiones y reconstrucciones que con brillo cumple el autor, convirtiéndose
su volumen en documento indispensable e ineludible si se quiere conocer más de
cerca a este municipio. Era un texto que hacía falta y que por fortuna Luis
Gabriel Calderón suple, agregando con ello a su trayectoria investigativa un
retrato palpable de época como bien lo hizo con su anterior publicación, en el
2012, sobre el Origen jurídico del Líbano, Tolima. Queda por agregar cómo
existen vacíos en no pocos capítulos que bien hubiesen podido llenarse con
algunas preguntas o consultas en libros existentes. Sin embargo, debe darse
gratitud a tamaña empresa que viene a sumarse a no pocos volúmenes que convierten
al poblado en uno de los más historiados del pais. Empezando por el pionero de
ellos, el maravilloso Eduardo Santa, textos del novelista y poeta Alberto
Machado, Uva Jaramillo, Leonidas Escobar, Luis Eduardo Gallego Valencia,
Eduardo Palacio Skinner, Roberto Marín Toro, Alirio Vélez, Amina
Cifuentes de Ardila, Isidro Parra Peña, Alfonso Gutiérrez Millán, Mario
Echeverry, Gonzalo Sánchez, Antonio Villegas Valero, Héctor Londoño, Alfonso
Delgadillo Parra, Jorge Villegas, Patricia Guerrero, Margarita Enciso, Germán
Santamaría, Jorge Eliécer Pardo, Afranio Ortiz, Renzo Ramírez Bacca, Alberto
Toro Nieto y Fernando Morales. Demasiado extensa sería la lista porque
como ya lo he advertido, el Líbano es el pueblo del mundo con más escritores
por kilómetro cuadrado y sus más de 500 producciones bibliográficas desde los
tiempos de su fundador oficial así lo testimonian. No existe una población
en el Tolima más historiada, novelada y contada que el Líbano. Aunque
municipios como Honda, Mariquita, Chaparral, Ibagué y Purificación tienen en su
haber mayor número de acontecimientos y muchísimos más años encima, de alguna
manera no han tenido en su periplo tantos escritores que las muestren. Queda
entonces un grato sabor por este libro de Luis Gabriel Calderón y la convocatoria
a que no se queden por fuera de saborear nuestra historia y la memoria
colectiva y curiosa que se transforma en un aporte extraordinario al
patrimonio material e inmaterial del municipio, así como en una demostración de
inmenso amor al terruño.